En noviembre pasado, el presidente electo de los Estados Unidos anunció de no cesar los flujos migratorios de personas indocumentadas y el tráfico de drogas mediante fronteras comunes, su Gobierno impondrá aranceles del 25 % a las exportaciones de Canadá y México hacia su país.

México respondió esta amenaza de forma contundente, y anunció que impondrá aranceles a los productos norteamericanos, si Trump hace lo propio, como ha dicho. Canadá por su parte anuncia que responderá con aranceles que «serían absolutamente devastadores» para la economía doméstica estadounidense, que depende en gran medida de recursos proporcionados por Canadá.

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El premier canadiense, Justin Trudeau, anunció ante la Cámara de Comercio de Halifax: «Por supuesto que responderemos de varias maneras a esos aranceles injustos, tal y como lo hicimos hace ocho años. Todavía estamos buscando las formas correctas de responder».

Indicó que deben ser reflexivos y estratégicos, y explicó algunas de las dificultades que tendría EE.UU. con la imposición de nuevos aranceles. En primer lugar, los estadounidenses importan el 65 por ciento de su petróleo crudo desde Canadá, así como cantidades significativas de electricidad.

Casi todo el gas natural que exporta Ottawa va hacia EE.UU., que depende del país más al norte para la producción de acero y aluminio, así como para una variedad de importaciones agrícolas: «Todas esas cosas se volverían más caras».

En el año 2018, como respuesta a la imposición de tarifas a las exportaciones de acero y aluminio, Canadá impuso otros de 16.000 millones de dólares a varios productos estadounidenses como el ketchup, los bolígrafos, el regaliz, el jugo de naranja, el whisky y el papel higiénico.

En otro orden, y a propósito de la discusión sobre procesos migratorios, Ottawa anunció además que el país podría gastar más de 1.000 millones de dólares para reforzar la protección de la frontera con EE.UU., en un intento para disipar las preocupaciones de Donald Trump.

De acuerdo con el canal local CBC, antes de Navidad el Gobierno canadiense presentaría un nuevo plan en el que trabajarán de conjunto varios ministerios. Una de las opciones a adoptar sería aumentar la cantidad de agentes en la frontera y comprar equipos adicionales como drones y helicópteros, útiles para los patrullajes, expresó el ministro de Seguridad Pública, Dominic LeBlanc.

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